sábado, 23 de octubre de 2010

El Camino a la Liberación

    


JOHN MAIN OSB

 
   Para algunos de ustedes que ya han estado meditando por un largo período les quiero decir lo que va a ocurrir con la meditación. Quiero dirigirles unas palabras sobre la meditación como un compromiso a la realidad. Estoy seguro de que ustedes saben por su propia experiencia que la meditación no nos permite jugar. Si estamos verdaderamente comprometidos a repetir el mantra desde el principio hasta el fin, y si verdaderamente estamos comprometidos a absolutamente meditar cada día de nuestras vidas, en la mañana y en la tarde, entonces cuando trabajamos en ese compromiso con mayor profundidad, nos abrimos a la realidad: a la realidad de nuestro propio ser, a la realidad de la creación y a la realidad de Dios.
   No a nuestras metas, no a las ambiciones, no a las cosas secundarias, no a las cosas materiales, no a lo trivial. Sabemos muy bien que si respondemos a lo trivial, nosotros mismos nos trivializamos.
   Permíteme darte un ejemplo. La gran ilusión que tenemos es que creemos que nosotros somos el centro de la realidad. Es muy fácil caer en esta ilusión porque en nuestra conciencia parece que vemos el mundo externo a partir de nuestro centro. Y parece que vigilamos el mundo externo a partir del centro de nuestro control interno. Y por lo tanto, parece que el mundo gira alrededor de nosotros mismos. Entonces, lógicamente, tratamos de controlar el mundo, de dominarlo y de ponerlo a nuestro servicio. Este es el camino hacia la alienación, hacia la soledad y hacia la ansiedad, porque esta percepción es fundamentalmente irreal.
   Lo que aprendemos al meditar, dentro de nuestra propia experiencia, es que Dios es el Centro. Dios es la Fuente de toda la realidad. Lo que descubrimos, por propia experiencia, es que no hay realidad fuera de Dios. Solamente existe la ilusión fuera de la realidad.
   En la meditación encontramos la fuerza para vivir en la clara luz del centro y en la realidad de Dios. La realidad que es su creación, la realidad de que mi ser creado por Dios surge de esto. El resultado es que, con la meditación, a través de nuestro compromiso, nos anclamos en la Verdad.  Primero nos anclamos en el Camino, el peregrinaje de la meditación. Y lo más importante, nos anclamos a la Vida. Nuestra línea de vida se hace clara. Nos anclamos en Dios. Empezamos a saber, desde nuestra propia experiencia, que Él es la base de nuestro ser. En Él vivimos. A través de Él vivimos. Y vivimos con Él.
   Lo que requerimos es compromiso y perseverancia. El resultado es que la meditación se vuelve nuestro camino de liberación. Nos hacemos libres para vivir el momento presente, para aceptar el regalo de nuestra creación, para estar totalmente en el eterno AHORA de Dios.
   Como estoy seguro, por tu propia experiencia descubrirás que este compromiso de ser y de vivir plenamente en el momento presente se convierte entonces en un compromiso de vivir tu vida plenamente en todo momento. La razón no es difícil de comprender. La razón es que con la meditación nos abrimos a la Fuente de la Vida en nosotros. Una vez que
nos abrimos, la Fuente de la Vida fluye en nuestro ser interno en todo momento de nuestra vida. Esto es en esencia lo que es el Cristianismo. Esto es lo que Jesús vino a proclamar: ¨ yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia´ (Juan 10:10).
   En otras palabras, no debemos disculparnos por lo que somos, ni dar excusas por lo que somos. No debemos pasar nuestra vida tratando que los otros nos acepten. Lo que tenemos que hacer es arraigarnos a la realidad, y después pararnos firmes en la base de nuestro propio ser, para así vivir con el poder de la realidad de nuestro propio ser.
   La meditación es el camino de liberación del miedo. El miedo es el gran impedimento para la plenitud de vida. Lo maravilloso de la visión proclamada por Jesús es que el gran poder del amor, que elimina el miedo, es el poder con el que hacemos contacto en la profundidad de nuestro ser. El poder del amor es la energía que barre con todo lo demás. Lo que debemos comprender y lo que debemos
proclamar, si vamos a proclamar el mensaje Cristiano al mundo, es que en la oración empezamos a vivir plenamente a partir de la fuerza que nos libera en lo profundo de nuestro ser y que esa fuerza de vida es el amor porque es Dios.
   Esto implica el compromiso a la vida y al amor. Este es el compromiso que Jesús proclamó con su propia vida y con su amor. Debemos comprender desde nuestra propia experiencia que esta vida y el amor son la realidad presente que se encuentra y que contactamos dentro de nosotros mismos, en nuestro propio corazón. Esto es algo que debemos aprender por experiencia propia. No es suficiente conocer a partir de la experiencia de otras personas que el Espíritu de Cristo vive en nuestro corazón y que en nuestro corazón el Cristo vivo nos llama a la plenitud de vida. Eso es lo que debemos ser, comprometidos en nuestro autoconocimiento y al compromiso de vivir a partir del poder de Cristo.
   No hay medias tintas. No puedes decidir meditar solamente un poquito. La opción es meditar y arraigar tu vida a la realidad. La realidad es la realidad de la libertad que estás liberado a ser y a tu plenitud en todo momento de tu vida.
   Hasta donde yo puedo comprender, esto es de lo que se trata en el Evangelio. Esto es lo que es la oración Cristiana. El compromiso a la vida, el compromiso a la vida eterna. 
   Jesús nos enseñó que el reino de los cielos es aquí y es ahora. Lo que debemos hacer es abrirlo, y ese es nuestro compromiso. Esto es lo que dijo Jesús en el Evangelio de Mateo:¨Es semejante el reino de los cielos a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta y, lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo. Es también semejante el reino de los cielos a un mercader que busca perlas preciosas y, hallando una de gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la compra¨(Mateo 13: 44-6).
   Este es el compromiso que necesitamos - el compromiso a meditar cada día y, en nuestra meditación, decir el mantra de principio a fin.


Moment of Christ -


The Path of


Meditation - John


Main,OSB

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